Italia está a punto de vivir un momento importante en el debate sobre el derecho a la ciudadanía. La propuesta de reforma de la ley de ciudadanía ius sanguinis presentada hace poco al Senado pretende revisar los criterios y requisitos para conceder la ciudadanía italiana a los descendientes de emigrantes italianos. La nueva ley de ciudadanía contiene tanto ventajas como inconvenientes que deben conocer quienes, desde el extranjero, deseen obtener la ciudadanía italiana por sus lazos de sangre con Italia.
Contexto histórico-jurídico: La actual Ley de Reconocimiento de la Ciudadanía a los Descendientes de Emigrantes Italianos. Ventajas e inconvenientes de la nueva ley
Una parte substancial de la ley vigente sobre el reconocimiento de la ciudadanía italiana a los extranjeros se basa en gran medida en el principio del ius sanguinis. Se trata de un principio jurídico fundamental que permite a los descendientes de emigrantes italianos solicitar la ciudadanía por el mero hecho de ser parientes consanguíneos de emigrantes italianos a partir del año de fundación del Estado, es decir, 1861. La ley que reconoce el ius sanguinis ha sido un puente vital entre Italia y su diáspora mundial, permitiendo a los descendientes de cuarta y quinta generación de origen italiano mantener un vínculo con su país de origen.
La nueva propuesta de ciudadanía: cambios y motivaciones. Aspectos positivos y negativos
Aspectos positivos de la nueva ley sobre el reconocimiento de la ciudadanía por descendencia
El primer artículo de la propuesta de ley amplía el plazo para presentar la declaración de readquisición de la ciudadanía italiana, tal y como se indica en el párrafo 1 del artículo 17 de la Ley nº 91 de 5 de febrero de 1992. Se trata del artículo relativo a la adquisición de la ciudadanía italiana, que específica: “Quienes hayan perdido la ciudadanía italiana como consecuencia de la aplicación de los artículos 8 y 12 de la ley de 13 de junio de 1912, nº 555, o por no haber ejercido la opción prevista en el artículo 5 de la ley de 21 de abril de 1983, nº 123, podrán adquirirla mediante una declaración a tal efecto que deberá presentarse en el plazo de dos años a partir de la entrada en vigor de la presente ley“. Esta medida se considera sumamente justa y adecuada. Además, algunas de las nuevas condiciones en las que un extranjero o un hijo apátrida de ciudadanos italianos puede adquirir la ciudadanía italiana son:
- realizar o haber realizado el servicio militar para Italia
- ocupar un empleo público bajo la égida del Estado italiano;
- tener residencia legal en Italia durante al menos dos años al alcanzar la mayoría de edad.
Aspectos controvertidos de la reforma
La propuesta de reforma, sin embargo, introduce otros cambios significativos. Entre los nuevos requisitos figuran
- una demostración más estricta del vínculo genealógico;
- un conocimiento adecuado de la lengua italiana
- la prueba de un vínculo cultural permanente con Italia
- el reconocimiento de la ciudadanía sólo a los descendientes de italianos que hayan emigrado hasta la tercera generación.
Según los proponentes, las modificaciones están motivadas por el deseo de adaptar la ley a las realidades demográficas actuales, evitar abusos y reforzar el vínculo cultural entre los descendientes que solicitan la nacionalidad e Italia. El segundo artículo del proyecto de ley consta en realidad de dos partes.
La primera parte introduce un nuevo artículo, el 17.1, en la Ley 91/1992, también dividido en dos apartados. El primero de ellos establece que el derecho a la ciudadanía italiana se concede a quienes demuestren ser descendientes en línea directa hasta el tercer grado de ciudadanos italianos. Además de exigir el conocimiento de la lengua italiana para obtener la ciudadanía, se exige a los descendientes directos a partir del tercer grado que demuestren una residencia continuada en Italia durante al menos un año. El límite propuesto hasta la tercera generación, sin embargo, excluiría a una gran parte de los descendientes de emigrantes al limitar la ciudadanía sólo a las generaciones más recientes. Esto ha suscitado inquietud y fuertes dudas entre las comunidades de descendientes en el extranjero.
El impacto negativo de la reforma sería doble. Por un lado, limitaría el número de personas con derecho a la ciudadanía italiana; por otro, plantearía el problema de cómo evaluar de forma justa y coherente los nuevos criterios por los que se establece por ley el vínculo cultural de los descendientes de italianos con Italia.
Las condiciones actuales para el reconocimiento de la ciudadanía italiana por descendencia
Hay que recordar que actualmente la solicitud de reconocimiento de la ciudadanía italiana por descendientes que han emigrado al extranjero puede presentarse en los consulados italianos del país de residencia del solicitante o, para obtener más rápidamente el pasaporte, se puede solicitar directamente al juez italiano en Italia, sin necesidad de desplazarse del país de residencia. Por ello, la reforma propuesta representa un cambio significativo para el futuro del derecho a la ciudadanía en Italia y plantea importantes cuestiones relativas a la identidad nacional, el vínculo con la diáspora italiana a lo largo de siglo y medio y la gestión de las políticas migratorias.
Quedamos a la espera de la evolución del debate legislativo, pero sigue siendo crucial seguir de cerca los acontecimientos para garantizar que la reforma refleje equilibrio y justicia para todos aquellos vinculados a Italia por la historia y la sangre de sus antepasados que abandonaron Italia en busca de fortuna en el extranjero.